Quemado por el Sol: entre Chéjov y el terror estalinista.

La entrada de esta semana está dedicada a “Quemado por el sol” (1994), película del director de cine y actor Nikita Mijalkov –también coautor de su guion- y protagonizada por este mismo, Oleg Ménshikov, Ingeborga Dapkūnaitė y la hija del cineasta, Nadezhda Mijalkova, cuando aún solo tenía 6 años de edad. La película, que cosechó importantes premios, tales como el Gran Premio del Jurado y el Premio del Jurado Ecuménico1 en el Festival de Cannes2 y el Óscar a la mejor película de habla no inglesa, es un duro alegato contra los totalitarismos y, en concreto, contra las purgas estalinistas de la segunda parte del de 19303. No obstante, lo que hace a esta cinta tan singular es no centrarse en dicha barbarie sino narrar, durante gran parte de la misma, un relato que bien podría haber firmado Antón Chéjov4.

Gran parte de la historia transcurre durante un día del verano de 1936, en la Unión Soviética. El comandante Serguéi Kótov (interpretado por el propio Nikita Mijalkov), un veterano bolchevique y héroe de la Guerra Civil Rusa (1917-1923), vive en una dacha5 en el campo junto con su joven y guapa esposa Marusia (Ingeborga Dapkūnaitė) y su pequeña hija de seis años, Nadia (Nadezhda Mijalkova). Pero su apacible existencia se ve trastocada cuando, durante una gran reunión de la familia de Marusia –un curioso y excéntrico grupo de burgueses al más puro estilo chejoviano- aparece Dmitry (Oleg Menshikov), el exprometido de Marusia, un apuesto treintañero, antiguo noble y veterano del Ejército Blanco6 que había desaparecido misteriosamente alrededor de 10 años atrás. Siendo un antiguo amigo de la familia y, presentado a la pequeña Nadia como el “tío Mitya”, el recién llegado es reconocido de inmediato y bien recibido gracias a su natural carisma. A lo largo de un conjunto de escenas que combinan el humor con el drama intimista, el director juega con nosotros, haciéndonos creer que la película va a relatar el triángulo amoroso entre Marusia, su marido y su primer amor. Pero nada más lejos de la verdad, puesto que pronto Mitya revela a Kótov que ahora trabaja para la NKVD, la policía política de Stalin, y que el propósito de su visita no es otro que arrestarle como “sospechoso de conspiración”.

Podríamos decir, por tanto, que en “Quemado por el sol” (1994) el terror estalinista irrumpe en un relato chejoviano. Pero lo hace de manera sutil, dado que Nikita Mijalkov incluye únicamente las dosis necesarias de violencia en las escenas finales de la cinta. El cineasta prefiere, por el contrario, incidir en la feliz y tranquila vida del comandante Kótov, al que representa más como un devoto hombre de familia que como un militar, un ferviente creyente en la Revolución y el comunismo que, sin embargo, acabará siendo devorado por el sistema que él mismo ayudó a construir. A esto contribuye el excelente trabajo del director de fotografía Vilen Kalyuta, que captura a la perfección toda la riqueza de luces y colores de los campos de trigo, los bosques y los ríos que componen el bucólico paisaje en el que transcurre la acción. Además, las interpretaciones de todos los actores son de primer nivel –incluyendo el amplio elenco que forman los pintorescos familiares de Marusia-, entre las que destacan la del cineasta y su hija, elección más que acertada, a mi modo de ver, para dotar del mayor realismo posible a la tierna relación del comandante con su dulce e inocente hija. Si bien no soy de los que se adscriben a la teoría de que el idealismo romántico de Lenin fue traicionado por el totalitarismo estalinista –existen manuscritos del propio Lenin que explican de manera pormenorizada como el Ejército Rojo tenía que ejecutar en público a los líderes de cada aldea ocupada para lograr así la rápida sumisión de todos sus habitantes- considero que “Quemado por el Sol” es una obra notable que consigue transmitir al espectador como la sinrazón de un régimen truncó las vidas de muchos seres humanos que tuvieron la mala fortuna de encontrarse en el tiempo y lugar equivocados.

 

Tráiler (narración en inglés)

Disponible en Filmin y Rakuten TV.

  1. El Premio del Jurado Ecuménico es un premio independiente otorgado en el Festival de Cannes desde 1974. El premio fue creado por directores, críticos y otros cineastas católicos. Para más información puede consultarse el siguiente vínculo
  2. Ambos premios fueron compartidos con “¡Vivir!” (1994), dirigida por el genial cineasta chino Zhang Yimou, cuya reseña también puede encontrarse en este blog
  3. La Gran Purga fue el nombre dado a la serie de campañas de represión y persecución políticas llevadas a cabo en la Unión Soviética a finales de la década de 1930 con el objetivo encubierto de consolidar en el poder a Iósif Stalin. Cientos de miles de miembros del Partido Comunista Soviético, altos cargos del Ejército Rojo, socialistas, anarquistas, opositores, kuláks (agricultores burgueses) y miembros de ciertas minorías fueron perseguidos o vigilados por la policía. También se realizaron juicios públicos, se envió a cientos de miles a campos de concentración y otros fueron ejecutados. La gran mayoría de estas detenciones fueron llevadas a cabo por el Comisariado del Pueblo para asuntos internos, también conocido como el NKVD. Para más detalles puede consultarse el siguiente vínculo
  4. Para más información sobre el gran escritor ruso de la segunda mitad del siglo XIX puede consultarse la Wikipedia
  5. Una dacha es una casa de campo, habitualmente de una familia urbana, que se usa durante el verano. Se puso de moda entre la clase media rusa desde finales del siglo XIX, lo que se reflejó en El jardín de los cerezos, la famosa obra de teatro escrita por Antón Chéjov.
  6. El Ejército Blanco estaba formado por fuerzas nacionalistas contrarrevolucionarias rusas, en muchos casos pro-zaristas, que tras la Revolución de Octubre lucharon contra el Ejército Rojo durante la Guerra Civil Rusa.

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