Let the right one in (Déjame entrar): una joya inclasificable.
Hoy quería escribir sobre “Let the right one in” (2008) (“Låt den rätte komma in”, para aquellos que tengan la fortuna de hablar sueco), película dirigida por Tomas Alfredson, adaptación de la novela homónima de John Ajvide Lindqvist (también autor de su guion) y protagonizada por dos jóvenes talentos, Kåre Hedebrant y Lina Leandersson. Se trata de una joya inclasificable que en su momento sorprendió y maravilló tanto a crítica como a público, tanto como para que la productora Hammer Films adquiriera los derechos para hacer un remake americano antes de que la película original fuera estrenada en los cines. La verdad es que en su momento debió de generar más de un dolor de cabeza a los empleados de los videoclubs (para los nostálgicos como yo que aún se acuerdan de ellos, ahora el problema lo tendrá el encargado de turno de Netflix o HBO): ¿es una película de terror? ¿es una película romántica? Quizás más de uno se aventurara a clasificarla como película de terror, dado que hay vampiros, sangre a borbotones y algún que otro brazo mutilado, pero cuando descubres el candor y la ternura de la relación entre los dos protagonistas no puedes ponerla en la misma estantería que “Pesadilla en Elm Street” (1984). Entonces, ¿podríamos catalogarla como película romántica? Quizás sí, pero como nunca he visto a Jennifer Aniston dar un beso con la boca empapada de sangre al guapo de turno en sus comedias románticas, ni tampoco he visto algo semejante en los dramones basados en la novelas de Nicholas Sparks (p.ej. “El diario de Noah” (2004)), la apartaría lo más posible de semejantes bodrios. Y tampoco la pondría cerca de la taquillera “Twilight” (2008) o cualquiera de sus secuelas, porque salvo unos cuantos colmillos afilados poco más tienen en común.
La película cuenta la historia de amor y amistad entre Oskar (Kåre Hedebrant), un tímido niño de 12 años víctima de acoso escolar, y Eli (Lina Leandersson), una niña vampiro de 12 años también…desde hace unos 200 años. La trama se ambienta en Blackeberg, un barrio obrero de Estocolmo a comienzos de la década de 1980, donde Oskar vive con su madre divorciada. Oskar recibe habitualmente los abusos y palizas de un grupo de compañeros de clase (como considero que un “bully” de 12 años será un maltratador con 20, el brutal final de la película me resulta reconfortante). Oskar, que nunca se enfrenta a ellos,
pasa las noches soñando con vengarse, fingiendo asesinatos con un cuchillo en el patio de su bloque de apartamentos. Pero un día se encuentra con Eli (Lina Leandersson), una enigmática niña que acaba de mudarse al piso vecino con un hombre mayor, Hakan (Per Ragnar), que todos creen su padre (la película hace bien en pasar por alto la relación pedófila que sí es descrita en la novela). Eli solo sale de noche, andando descalza sobre la nieve, y no parece afectada por el intenso frío a pesar de solo llevar un vestido ligero. La elección y caracterización de los actores es fabulosa: Oskar es un niño rubio, de tez blanca, de
complexión débil, casi andrógina. Por el contrario, Eli es una niña de pelo negro y ojos de color azul grisáceo, cuya profunda mirada transmite fuerza y valor a pesar de su menuda apariencia. En un momento de la película, cuando Oskar le confiesa a Eli que sufre abusos en la escuela, ella le responde “pégale y se irá” y, cuando Oskar le dice que son varios sus maltratadores, ella simplemente contesta: “pues entonces tienes que pegar aún más fuerte”. Se tratará por tanto de una relación simbiótica, donde Eli será la protectora de Oskar de noche y su inspiración, mientras Oskar acabará siendo su protector de día (Eli, como cualquier vampiro que se precie, se combustiona con los rayos del sol) y, más importante, su amigo fiel e incondicional.
Volviendo a la trama, Eli necesita alimentarse, y para ello su supuesto padre, Hakan, comienza a capturar víctimas para extraerles sangre. Su modus operandi (las droga, cuelga boca abajo, como en un matadero, y les corta la yugular para verter la sangre en un bidón) nos dice que lleva años haciendo esto por Eli. Pero ya es un hombre mayor y, tras varios intentos sin éxito, antes de ser capturado por la policía, Hakan se rocía la cara con ácido para desfigurarse y ocultar su identidad, a fin de que no puedan relacionarlo con Eli. Tras enterarse de la detención de Hakan, Eli lo visita en el hospital, donde se bebe su sangre y lo deja caer por la ventana para matarlo, a petición del propio Hakan (esta grotesca escena la podría haber filmado el mismísimo Abel Ferrara en “The Addiction” (1995)). Tras esto, Eli deberá buscar su propio sustento, atacando a varios transeúntes y causando el pánico en el barrio, mientras
algunos vecinos empiezan a atacar cabos.
Al mismo tiempo, Eli ahora se encuentra sola (físicamente, emocionalmente lo llevaba estando desde hace mucho tiempo), por lo que decide profundizar su amistad con Oskar, a pesar del miedo a no poder controlar sus instintos. Pero, tras un evento que no desvelaré, Oskar descubre que Eli es un vampiro. Aunque Eli intenta expulsar a Oskar de su vida por su propio bien, ya es demasiado tarde para ambos: el “cobarde” Oskar no lo es tanto en este contexto, y hace tiempo que se enamoró de Eli por mucho que ella le advirtiera: “¿De verdad quieres salir conmigo? ¿Qué pasaría si no fuera realmente una niña?”
Poco más puedo desvelar de una historia cuyo final es brutal primero y extraordinariamente tierno después. Y es que en realidad toda la película es así, pasando con facilidad de una escena escalofriante y sangrienta (aunque el director nunca busca “dar miedo” como una película de género, es un terror más metafórico que real) a otra dulce y cándida al instante siguiente. Se trata de una película única e inclasificable, una obra maestra sobre la amistad y el primer amor, que huye de los clichés de las películas de terror (por ejemplo, el exceso de efectos sonoros o el uso de efectos especiales) porque nunca quiere ser
una de ellas. Dejo también al espectador adivinar el porqué de su título, aunque para cualquier fanático de los vampiros como yo esa sea la labor más fácil de todas.
Tráiler (doblada al castellano)
Tráiler (subtítulos en inglés)
Disponible en Amazon Prime Video
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