Formidable combinación de thriller y ciencia ficción, con acertados toques dramáticos que humanizan a los personajes y los acercan al espectador. Inspirada en la película “Frequency” (2000) –aunque superándola con creces- narra el trabajo de un grupo de detectives de policía especializados en investigar “cold cases”, casos ocurridos hace décadas que no fueron resueltos en su momento y que quedan olvidados a la espera de que puedan surgir nuevas pruebas o testigos. La serie obtuvo altos índices de audiencia, recibió elogios de numerosos críticos y ganó multitud de premios, entre ellos tres Baeksang Arts Awards (uno de los más prestigiosos premios de la industria del entretenimiento de Corea) al mejor show televisivo, al mejor guion y a la mejor actriz (Kim Hye-soo). Asimismo, fue objeto de un remake en Japón y, debido a su gran popularidad, desde hace años circulan rumores –que han cobrado fuerza en los últimos meses- de que podría rodarse una segunda temporada. Otra de las razones de su enorme éxito fue incluir en el guion crímenes reales no resueltos, como los famosos asesinatos en serie de Hwaseong, que conmocionaron a la sociedad surcoreana entre finales de los 80 y principios de los 90, aunque su culpable no fue identificado hasta 2019 1.
La historia, que comienza en 2015, gira en torno a tres personajes principales: Park Hae-young, un novato pero inteligente policía experto en perfilación criminal 2, la líder del grupo, la detective Cha Soo hyun, y el que fue el mentor de esta, el detective Lee Jae-han, desaparecido desde hace 15 años. Un día, por accidente, Park Hae-young encuentra un viejo walkie talkie y, para su sorpresa, recibe una llamada de un tal Lee Jae-han, al que no conoce y que dice vivir en 1989. Tras la incredulidad inicial de ambos, deciden cooperar para resolver tanto “cold cases” como crímenes actuales, a pesar del riesgo de que reescribir el pasado conlleve consecuencias no deseadas en el presente (citando a Mark Twain: “History never repeats itself, but it does often rhyme”). No obstante, poco a poco descubrirán que algunos corruptos altos mandos de la policía, plegados a los intereses de políticos influyentes y dirigentes de conglomerados empresariales (chaebol 3) y sus familias, pueden ser incluso más peligrosos que los psicópatas que logran detener. Se trata por tanto, además de un thriller adictivo, de una crítica feroz a los sistemas policial y judicial de Corea del Sur, donde el poder político y el dinero sirven a veces para proteger a los culpables y condenar a inocentes sin riqueza ni contactos influyentes, usados como cabeza de turco. Pero también es una apología de aquellos pocos que desafían la injusticia y el statu quo, aun arriesgando sus vidas. La actuación de los tres actores protagonistas (Lee Je-hon, Kim Hye-soo y Cho Jin-woong) es simplemente fabulosa.
Tráiler (subtítulos en inglés)
Disponible en Netflix y Amazon Prime Video
- Entre 1986 and 1991 Lee Chun-jae asesinó y violó a 14 mujeres en la ciudad de Hwaseong y sus alrededores siguiendo siempre el mismo modus operandi: estrangulándolas con sus propias ropas, generalmente sus medias. También violó a más de 30 mujeres durante ese periodo. No obstante, el caso no fue resuelto hasta 2019, cuando la policía encontró ADN en la ropa interior de una de las víctimas que coincidía con el de Lee Chun-jae, que finalmente confesó todos los crímenes. Para aquel entonces Lee Chun-jae ya llevaba encarcelado desde 1994, cumpliendo cadena perpetua por el asesinato y violación de su cuñada, de 18 años. ↩
- El objetivo de esta técnica consiste en inferir las características del autor de un crimen o serie de crímenes a partir del análisis de la escena y de la víctima, con el fin de determinar los rasgos más característicos de su personalidad y conducta. La perfilación criminal comenzó a ser utilizada a principios de los años 80 en Estados Unidos como apoyo a la investigación criminal, siendo especialmente útil en casos de asesinos en serie, violadores y pedófilos. ↩
- Los chaebol son grandes conglomerados empresariales con presencia en distintos sectores económicos, tales como la industria, la siderurgia, la tecnología y la construcción, que comenzaron a desarrollarse en Corea del Sur en la segunda mitad del siglo XX, principalmente bajo la dictadura de Park Chung Hee (1961-1979). A diferencia del keiretsu japonés, cuya propiedad reside en gestores e inversores, en el chaebol la ostentan las familias fundadoras. Algunos ejemplos de chaebol son Samsung, Hyundai, LG, Lotte y SK Group. Los surcoreanos suelen bromear que es más poderoso el presidente de Samsung que el presidente de su país. ↩
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