Boyhood (Momentos de una vida): cuando Linklater retó al tiempo.

Hoy quería escribir sobre “Boyhood” (2014), película dirigida por Richard Linklater (reconocido mundialmente por su trilogía “Before Sunrise”, 1995; “Before Sunset”, 2004; y “Before Midnight”, 2013) y protagonizada Ellar Coltrane, Lorelei Linklater, Patricia Arquette e Ethan Hawke. La película, filmada durante 12 años entre 2002 y 2013 en un total de 39 días de rodaje, cuenta el crecimiento y desarrollo personal de Mason Jr. (Ellar Coltrane)
desde los 6 a los 18 años, justo antes de empezar la universidad. Semejante locura o genialidad, junto con un guion sólido que se fue escribiendo durante esos 12 años y la gran interpretación de los actores, le valió un rotundo éxito de público y crítica, siendo votada como la quinta mejor película del siglo XXI en la prestigiosa encuesta elaborada por la BBC en 2016. También es la película más reciente en recibir una puntuación perfecta (100 sobre
100) en Metacritic 1, logro que solo grandes clásicos del cine como “Ciudadano Kane” (1941), “Casablanca“ (1942), “La ventana indiscreta” (1954) o “El padrino” (1972) consiguieron antes. Asimismo, la cinta recibió un sinfín de premios, incluyendo cinco nominaciones tanto a los Premios Óscar como a los Globos de Oro, aunque en ambos casos solo obtuvo el galardón a mejor actriz de reparto para Patricia Arquette debido a su espléndida actuación.

Y es que el cine y el tiempo han tenido siempre una compleja relación de amor-odio. Desde los inicios del séptimo arte, el cine se ha dedicado a resumir historias que duran años o décadas en apenas unas horas de metraje, salvo aquellas rodadas en tiempo real como las geniales “La Soga” (1948), “Solo ante el peligro” (1952), “12 Hombres Sin Piedad” (1957) o “Antes del atardecer” (2004), del propio Linklater. Cuando los protagonistas son personas adultas, el maquillaje y diversas técnicas audiovisuales permiten al director mantener a los mismos actores durante toda la película, aunque a día de hoy aún tengo serias dificultades para aceptar como ancianitas a las bellísimas Jennifer Connelly y Kate Winslet en las escenas finales de “A Beautiful Mind” (2001) y “The Reader” (2008), respectivamente. Pero, ¿cómo lo hacemos cuando el actor protagonista tiene que interpretar a un niño de 6 años, a un adolescente rebelde de 14 y a un joven universitario de 18, un periodo en la vida en el que los seres humanos experimentamos cambios físicos tan drásticos? El recurso habitual es usar tres actores con fisonomías parecidas para un mismo papel. Pero Richard Linklater, que ya había experimentado con el paso del tiempo y la evolución física y psicológica de los actores al rodar su trilogía “Before Sunrise”, “Before Sunset” y “Before Midnight” en intervalos de nueve años entre ellas, quiso dar un paso más, y uno especialmente arriesgado.

En mayo de 2002 Linklater contó que quería rodar una película, ambientada en Houston, su ciudad natal, unos pocos días al año, durante un período de 12 años. El director explicó su proyecto a IFC, una distribuidora de cine independiente, que se comprometió a financiar la película, con un presupuesto anual de 200.000$, durante los 12 años de rodaje. Para ello Linklater contrató a Ellar Coltrane, un niño de 6 años, para el papel principal, incluyó a su hija, Lorelei Linklater, para que interpretara a la hermana mayor de este y convenció a dos actores de renombre, Ethan Hawke (su actor fetiche) y Patricia Arquette para que encarnaran a los padres divorciados de los dos niños. El proyecto tuvo que superar problemas legales y logísticos al principio, dado que una ley estadounidense (De Havilland Law) considera ilegal contratar a alguien para un servicio de más de 7 años seguidos. Linklater también pactó con
Ethan Hawke que, en el caso de que él muriera, Hawke se haría cargo de terminar la película. Y, más allá de estos problemas, el proyecto entrañaba otro enorme riesgo: ¿cómo saber que Ellar Coltrane, ese niño mono de apenas 6 años, sería luego un buen actor adolescente? (como todo en esta vida, la suerte también importa). Ante todas estas dificultades, la reacción de Linklater fue la más razonable: dotar al proyecto de la mayor flexibilidad posible. Por un
lado, el rodaje de la película comenzó con solo un esbozo de guion, con las características principales de los personajes y la trama central, de forma que al año siguiente Linklater continuaría escribiendo el guion adaptándolo a los cambios que había observado en cada actor e inspirándose en las experiencias personales de ellos. Por otro, la película se filmaría durante 3 o 4 días al año respetando al máximo los otros proyectos de los actores.

No obstante, tener una idea tan original y atrevida como esta no conlleva que el resultado final sea una gran película (me aventuro a pensar que este proyecto en manos de David Lynch habría sido un pestiño indescifrable). Pero “Boyhood”, siendo un proyecto de proporciones épicas (que no de presupuesto), no es una película difícil ni pretenciosa, sino todo lo contrario. La cinta narra, con completa naturalidad y de manera lineal, la evolución física y emocional de Mason Jr. (Ellar Coltrane), que vive con su hermana mayor Samantha (Lorelei Linklater) y su madre divorciada, Olivia Evans (Patricia Arquette). Mientras, el padre de los niños, Mason Sr. (Ethan Hawke), es al principio el típico padre enrollado que los visita cada dos fines de semana y se los lleva de vacaciones en verano, pero que nunca tiene dinero para su manutención, aunque acabará sentando la cabeza de la manera más impredecible (la evolución de los dos progenitores a lo largo de la película también es digna de elogio). Se trata por tanto de una familia americana más, acostumbrada a los divorcios, los segundos matrimonios y a las mudanzas por todo Texas en busca de una vida mejor. Tampoco encontraremos en “Boyhood” los típicos hitos de las películas sobre niños y adolescentes, como el primer beso o la primera relación sexual, sino momentos aparentemente sin importancia que, una vez sumados, nos explican la evolución del protagonista. Mientras que Alfred Hitchcock, que siempre tenía una frase para todo, decía que “un buen drama es como la vida, pero sin las partes aburridas”, Linklater desoye al maestro para hablarnos justamente de la vida, de esos 12 años entre infancia y juventud por los que todos hemos pasado. El último diálogo de la película, en una escena formidable, resume esta visión del cine y de la vida:

  •  “You know how everyone’s always saying seize the moment? I don’t know, I’m kinda thinking it’s the other way around. You know, like the moment seizes us”.
  •  “Yeah. Yeah, I know. It’s constant -the moment. It’s just… It’s like it’s always right now, you know.”

Tráiler (subtítulos en castellano)

Tráiler (subtítulos en castellano)

Disponible en Amazon Prime Video

  1. Metacritic es una página web que recopila reseñas de álbumes de música, videojuegos, películas, programas de televisión y libros.

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