En estos tiempos de acalorado debate sobre la IA entre sus defensores y detractores resulta más que oportuno comentar el k-drama I’m Not a Robot (2017-2018)1 que, en tono humorístico, nos puede hacer reflexionar sobre las ventajas de ser un imperfecto humano en vez de un robot, por sofisticado que sea este. En concreto, el niño prodigio del cine y la televisión coreanos, Yoo Seung-ho (cuando a sus 22 años y tras cumplir el servicio militar obligatorio2, protagonizó la inolvidable “Remember: War of the Son” (2015-2016), ya había actuado en 24 k-dramas y 12 películas antes) protagoniza, junto a la adorable Chae Soo-bin (“The Fabulous”, 2022), esta bonita y entretenida comedia romántica con toques de drama y thriller.

Kim Min-kyu (Yoo Seung-ho) lleva una lujosa pero aislada vida debido a una extraña y potencialmente mortal alergia a los seres humanos que comenzó 15 años atrás cuando sus padres murieron en un accidente de tráfico. Debido a esta enfermedad ha de tomar toda serie de precauciones, tales como llevar guantes, cocinar su propia comida y evitar cualquier contacto físico con otras personas. Kim Min-kyu es el presidente y mayor accionista de KM Financial, una gran compañía especializada en M&A3 que heredó de sus padres y que también es propietaria del equipo de investigación Santa María, liderado por el profesor Hong Baek-kyun (Um Ki-joon), un experto mundial en robótica. El profesor Hong y su equipo han creado en secreto un avanzado robot humanoide, Aji 3, con la apariencia de la ex novia de este, Jo Ji-ah (Chae Soo-bin) (de hecho, pronunciando al revés el nombre del robot se obtiene su nombre de pila, Ji-ah4). Por su parte, Jo Ji-ah es una joven emprendedora que sueña con algún día ganarse la vida vendiendo sus inventos, que están diseñados para hacer un poco más felices (o menos infelices) a las personas mediante pequeños detalles. Dada su enorme bondad, su ya difunto padre le decía a menudo que, mientras él reparaba coches, ella repararía personas.

La historia comienza cuando los otros dos grandes accionistas de KM Financial –y las némesis de Kim Min-kyu desde que intentaran engañarlo de niño, tras la muerte de sus padres- intentan vender el equipo Santa María a un inversor extranjero que quiere usar a Aji 3 como un arma de guerra. Para convencer a Kim Min-kyu de que no venda Santa María, el profesor Hong le prepara una pequeña demostración, y Min-kyu queda fascinado al conocer a Aji 3, pensando que por primera vez en 15 años va a poder contar con una amiga “casi humana”. Pero, justo antes de enviar a Aji 3 a la casa de Min-kyu, el robot sufre un cortocircuito. Desesperado, con el objetivo de ganar tiempo hasta que lo consigan reparar, el profesor Hong le ofrece a Ji-ah 10 millones de won5 a cambio de que se haga pasar por Aji 3 temporalmente.

Pero los problemas surgen cuando la feliz convivencia entre Min-kyu y Ji-ah –a ojos de este, el robot Aji 3- hace que la enfermedad de Min-kyu empiece a remitir, lo que le lleva a enamorarse de lo que él cree que no es más que un mero robot humanoide. Esto le perturba y decide resetearla para borrar toda su memoria –con la esperanza, en vano, de también borrar sus propios recuerdos- lo que aprovecha el profesor Hong para reemplazar a Ji-ah por la verdadera y ya arreglada Aji 3. Mientras, Ji-ah, que también se ha enamorado de Min-kyu pero no puede confesarlo por una razón mucho más poderosa que la de reconocer un fraude (para averiguarla hay que ver los 16 episodios de los que consta la serie), decide abandonar Seúl para intentar olvidarle.

No voy a decir que se trata de un gran k-drama (más allá de que la comedia romántica es el género que menos me atrae de todos), pero la interpretación de sus guapos actores protagonistas es formidable, el guion consigue tener al espectador en vilo en todo momento y su historia nos hace reflexionar sobre un aspecto crucial de la naturaleza humana: “ningún hombre es una isla” (soberbio poema de John Donne, 1624), por lo que todos hemos de confiar en alguien si no queremos vivir una existencia desgraciada.

Tráiler (subtítulos en inglés)

Disponible en Netflix y Rakuten Viki.

  1. Título original en hangul: 로봇이 아니야 (Robosi aniya).
  2. El servicio militar, entre 18 y 21 meses de duración dependiendo de si el destino es el Ejército de Tierra, el Ejército del Aire o la Armada, es obligatorio para todo hombre de nacionalidad surcoreana. Solo están exentos de ello deportistas profesionales que consiguen ganar competiciones internacionales (p.ej., los miembros de la selección de fútbol que lograron la medalla de oro en los Juegos Asiáticos de 2018) o músicos que ganan competiciones de violín, piano o música clásica.
  3. Fusiones y adquisiciones de empresas.
  4. En coreano se escribe el apellido antes que el nombre.
  5. Unos 7.380€.

Deja un comentario

ULTIMAS ENTRADAS

A %d blogueros les gusta esto: