Normalmente la gente asocia el blues a los grandes maestros del género como B.B.King, Muddy Waters o Howlin’ Wolf y, debido a ello, sitúan a los años 50-60 como su época dorada. En parte tienen razón ya que, debido sobre todo a la invasión británica de finales de los 60, se renovó el interés por el blues a ambos lados del Atlántico. No obstante esto no quita para que, hasta nuestros días, el blues haya seguido evolucionando y teniendo a grandes intérpretes a lo largo de todos estos años. Al igual que sucede con el rock, se cree que está muerto debido a la pérdida de popularidad entre el gran público pero, como siempre ha ocurrido en la industria musical, depende sobre todo del apoyo que recivan los géneros musicales por parte de las grandes discográficas, convirtiendo esta afirmación en algo que es una media verdad. Que no sea el género musical de moda no quiere decir, ni mucho menos, que el blues esté muerto. Por suerte siguen existiendo grandes bandas y artistas, tanto de rock como de blues, en la actualidad. En el caso del blues sucede un hecho llamativo: la gran cantidad de artistas femeninas que existen en la actualidad (no sería descabellado afirmar que incluso más que en el rock). Por el contrario en la época de los 50-60 había pocas artistas femeninas, la mayoría de ellas cantantes. En la actualidad existe un gran número de mujeres que, ademas de cantar, tocan al menos un instrumento de manera muy notoria. Algunos de estos ejemplos pueden ser Ana Popovic, Joanne Shaw Taylor o Carolyn Wonderland. Incluso en nuestro país tenemos a una digna representante dentro de este grupo, Susan Santos. En esta entrada os vamos a descubrir a una de estas artistas de nueva hornada que mantiene con buena salud al blues.

Samantha Fish nació el 30 de enero de 1989 en Kansas City (Missouri). Como muchos otros artistas demostró un inusitado interés por la música a temprana edad, aunque no sería hasta los 15 años que empezara a practicar con un instrumento, concretamente con la guitarra. Influida por su hermana Amanda, la cual se encerraba en su habitación a cantar blues, Samantha hacía lo propio con una guitarra. Cuando lo hacían juntas se complementaban de una manera única, algo que animó a Samantha a aprender también a cantar. Poco a poco aprendería todos los secretos de la guitarra, dominando muchas de las técnicas y recursos que se utilizan en el blues1. Como referentes Samantha tenía a The Rolling Stones, Tom Petty, Steve Ray Vaughan, Son House y Skip James. No tardaría en empezar a actuar en público junto a una batería y un bajo (lo que se conoce como trío, la disposición más básica dentro de una banda), dándose a conocer con el nombre de Samantha Fish Blues Band. Grabaría su primer disco de estudio autoproducido en 2009, “Live Bait”, con tan solo 20 años (solo 5 años después de empezar a tocar la guitarra). Esta grabación le sirvió para abrirle las puertas de Ruf Records2, hecho que hizo que la carrera de Samantha fuera impulsada a un nivel mucho más elevado. Su primer trabajo para Ruf fue el disco “Girls With Guitars”, editado en 2011, un álbum compartido con otras dos jóvenes promesas femeninas del género: la bajista y cantante Cassie Taylor y la guitarrista y cantante Dani Wilde. El disco recibió muy buenas críticas por parte de la prensa especializada y el público (no es para menos, las 3 eran grandes artistas a pesar de su juventud). Gracias a la repercusión de “Girls With Guitars” grabaría en ese mismo año su primer trabajo en solitario con Ruf, “Runaway”. Nuevamente tendría una buena acogida entre el público y se empezaba a atisbar todo lo que vendría en un futuro no muy lejano. El álbum se alzó con el premio de mejor álbum de un artista debutante en los Blues Music Awards. Todo ello hizo que la reputación de Samantha creciera como la espuma en muy poco tiempo.

En 2013 volvería a entrar en el estudio para grabar su segundo álbum, “Black Wind Howlin”. Destaca la evolución respecto a su trabajo anterior, siendo “Black Wind Howlin” un disco de blues saturado de electricidad, demostrando el excelso nivel que estaba alcanzando con la guitarra eléctrica. Debido a la predominancia del sonido saturado de su guitarra, este roza la frontera entre el rock y el blues3. Nuevamente cosecharía buenas críticas con su nuevo trabajo, algo que se estaba haciendo habitual. No tardaría mucho en volver a grabar el siguiente disco de su carrera ya que en 2015 registraría “Wild Heart”. El álbum sería más íntimo y menos ruidoso que su anterior trabajo de estudio, introduciendo componentes más clásicos (o lo que los americanos denominan roots) y demostrando así su versatilidad compositiva e interpretativa. En 2017 sorprendería a todos grabando un nuevo disco pero, en esta ocasión, todas las canciones del mismo serían versiones4: “Chills & Fever”. El álbum constaría de 14 temas entre los que se encuentran el propio “Chills & Fever” de Bobby Rackep y Billy J. Ross, “It’s Your Voodoo Working” de Charles Sheffield o “Either Way I Lose” de Van McCoy. Como no podía ser de otra manera, en este nuevo trabajo de Fish hay un cambio de sonido, pasando de ser un trío en sus anteriores obras a contar con una guitarra rítmica, órgano, saxo y trompeta. Este hecho produce un sonido más rico y completo, llegando a darle un aire más vintage en contraposición al sonido moderno de sus anteriores discos. “Chills & Fever” alcanzaría el puesto número 3 en la lista del Billboard estadounidense dedicada al blues. En ese mismo año grabaría otro álbum, “Belle Of The West”. Nuevamente hay un salto en su sonido, siendo un disco más próximo al folk del medio oeste norteamericano. Es tan grande el cambio que en el disco se emplean guitarras acústicas, armónicas e incluso un violín. La crítica fue descrito como “el trabajo más fino de Fish hasta la fecha”. El disco llegó a la octava posición en el Billboard dedicado al folk.

En 2019 volvería a su sonido eléctrico que tantos éxitos le reportó en el pasado, grabando “Kill Or Be Kind”, que se convertiría en su sexto álbum con Ruf Records. Fue producido por Scott Billington y grabado en los estudios Royal en Memphis (Tennesse). Al igual que sus predecesores se convirtió en un éxito de crítica y público, llegando a lo más alto en el Billboard dedicado al blues. El disco tiene un sonido muy moderno gracias a efectos en la guitarra y en la voz, incluyendo la utilización de sintetizadores como el Moog o el Hammond B3. “Kill Or Be Kind” se convertiría en el último trabajo con Ruf, ya que firmaría un contrato discográfico con Rounder Records. En 2021 grabaría su siguiente trabajo, el primero con la nueva discográfica, “Faster”. El sonido del disco sería continuista respecto a su anterior trabajo de estudio y, nuevamente, llegaría a lo más alto de la lista de blues del Billboard estadounidense. A pesar de estar englobado en la lista de blues, el álbum ya claramente cruza la frontera entre el blues y el rock. En el presente 2023 ha grabado junto al músico de country Jesse Dayton “Death Wish Blues”, siendo un disco catalogado como country rock. En él se reparten a partes iguales el protagonismo respecto a la voz y la guitarra. El álbum ha sido producido por Jon Spencer5, culminando así la conexión musical forjada en la ciudad natal de Samantha hace más de una década cuando se conocieron. La idea de grabar el disco junto a Jesse Dayton surgió a raíz de un concierto de Dayton en Nueva Orleans en el que Fish estaba entre el público. Después de la actuación entablaron una conversación y de ella surgió grabar un EP, “Stardust Sessions”, compuesto por tres versiones de temas clásicos: “Brand New Cadillac”6 de Vince Taylor, “I’ll Be Here In The Morning” de Townes Van Zandt7 y “Feelin’ Good” de Magic Sam. Posteriormente al lanzamiento de “Stardust Session” ambos se trasladarían a Nueva York para componer juntos “Death Wish Blues” y más tarde grabar los nuevos temas que dan forma al álbum.

Durante toda su carrera Samantha Fish no ha parado de ofrecer actuaciones en directo tanto por Estados Unidos como por Europa, al igual que ha tenido diversas colaboraciones con varios músicos, entre los que se encuentran Jimmy Hall, Devon Allman o Buddy Guy, entre otros. Como decíamos al principio, el blues no está muerto ni mucho menos, la propia carrera de Samantha es buena muestra de ello, dado que en unos 14 años ha pasado de ser valorada como una de las mejores promesas a ser una auténtica estrella. Por desgracia en la actualidad solo se promociona auténtica basura como el reguetón, el trap y todos estos pseudogéneros musicales donde no hay ni originalidad ni calidad musical alguna por mucho que así nos lo quieran vender los grandes medios y el mercado musical. El único talento que tienen estos productos comerciales es el de producir alaridos indistinguibles por un ser humano si no son procesados en un estudio de grabación. En cierto modo es de agradecer que la industria musical no ponga el foco en el rock o el blues, ya que todo lo que toca lo acaba desvirtuando -solo hay que echar un vistazo hacia el pasado y ver las aberraciones que se produjeron en la década de los 80, donde grandes bandas sacaron sus peores trabajos con diferencia. El blues y el rock siguen vivos y gozan buena salud, solo hay que estar atento y saber donde encontrarlos.

1 Cada género musical lleva asociado una serie de técnicas y recursos a la guitarra eléctrica. Por ejemplo, en cualquier rama del metal es necesario dominar la velocidad con la púa y los arpegios. En cuanto al blues es necesario dominar la escala pentatónica, el bend (estirar las cuerdas sobre el diapasón para aumentar la tonalidad de la nota), el hammer on y el pull off (ejecutar una nota sin dar un golpe de púa, haciéndolo con la mano que está en el mástil), el slide (conocido en sus orígenes como bottleneck porque se realizaba con un cuello de botella de cristal, consiste en deslizar un tubo de metal o cristal sobre el mástil) y, el más importante en mi opinión, el vibrato (pulsar la cuerda y hacerla vibrar). Este último es el que da personalidad a la forma de tocar de cada guitarrista de blues, siendo una de las técnicas más difíciles de dominar y, a menudo, la más subestimada por los guitarristas principiantes.

2 Ruf Records es un sello alemán con una notable cantidad de artistas de blues en su catálogo. Cuenta con una buena cantidad de artistas jóvenes que se dedican al blues. Se lo puede considerar como uno de los sellos más importantes en la actualidad en cuanto a la difusión del blues.

3 Muchas veces es difícil distinguir entre blues y rock. Ambos géneros comparten muchas cosas, desde ritmos hasta estructuras armónicas. Los más puristas del blues dirían que si la guitarra está fuertemente distorsionada no se puede considerar blues. En mi modesta opinión creo que para distinguir entre blues y rock hay que fijarse más en el sentimiento (o lo que los aficionados al flamenco llamarían duende). Por poner un ejemplo, para mí AC/DC no es rock sino blues, ya que tienen una fuerte influencia del boogie a pesar de llevar las guitarras una buena cantidad de distorsión. Al fin de cuentas, la distorsión es tan solo un recurso más y no debería definir un estilo.

4 Todo buen artista de blues que se precie tiene en su discografía al menos un disco de versiones. Esto se ha producido desde mediados de los 60 cuando el blues empezó a ser popular en el Reino Unido. Como ejemplo, los primeros discos de The Rolling Stones son versiones de los grandes maestros. Cuenta la leyenda que los propios Mick Jagger y Keith Richards fueron forzados a encerrarse en una habitación para que compusieran material propio. Incluso en aquellos primeros discos de The Rolling Stones llegaron a interpretar alguna canción cedida por The Beatles como “I Wanna Be Your Man”.

5 Jon Spencer es el líder de la banda Jon Spencer Blues Explosion, una banda muy original y recomendable que fusiona punk con blues.

6 Existe la creencia popular de que “Brand New Cadillac” es obra de los geniales The Clash pero nada más lejos de la realidad. La banda londinense fueron quienes la popularizaron pero, en realidad, es un tema escrito en la década de los 50 por Vince Taylor. “Brand New Cadillac” se encuentra en el magnífico álbum de los británicos “London Calling”; para mí uno de los discos de escucha imprescindible si te gusta el rock.

7 Townes Van Zandt es uno de los grandes artistas de toda la historia del country y folk estadounidense. Como curiosidad, en el final de la genial película de los hermanos Coen “The Big Lebowski” protagonizada por Jeff Bridges y John Goodman, suena una magnifica versión del tema de The Rolling Stones “Dead Flowers” a cargo de Van Zandt. La curiosidad en sí no es este hecho, sino que esta versión guarda una sospechosa similitud con un tema de Fito y Fitipaldis, “Cerca de las vías”. ¡El comienzo de ambos temas es idéntico!

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