Asombrosa combinación de thriller y drama romántico protagonizado por el camaleónico Lee Joon-gi (“Iljimae”, 2008) y la adorable Moon Chae-won (“Brilliant Legacy”, 2009; “Nice Guy”, 2012; “Good Doctor”, 2013) y dirigida por Kim Cheol-kyu, cuyo trabajo le llevó a ser galardonado con el premio al mejor director en los Baeksang Arts Awards (los más prestigiosos premios de la industria del entretenimiento de Corea), en los que la serie obtuvo otras 4 nominaciones. Nunca antes había visto fusionar con semejante maestría una historia de asesinos en serie y otra de amor, lo que me dejó perplejo (uno podría pensar en la primera temporada de la exitosa serie americana “You” (2018), pero en esta se parodian los clichés del género romántico, mientras que “Flower of Evil” narra un amor profundo y sincero). Y, como buen exponente del género de suspense, en este k-drama nada es lo que parece, por lo que mi advertencia para el espectador interesado es NUNCA dejar la serie tras ver solo el primer capítulo, dado que uno cree estar ante una película mala de psicópatas con un final más que predecible. Craso error: a partir del segundo capítulo empezaremos a cuestionar todo lo que antes habíamos dado por hecho, a medida que aparecen nuevos personajes y la trama se va volviendo más compleja.
Do Hyun-soo (Lee Joon-gi) es el hijo de un asesino en serie que se suicidó antes de ser capturado y un prófugo de la justicia desde hace 18 años por ser el principal sospechoso del asesinato del jefe de la aldea donde vivían él y su hermana mayor junto con su padre. No obstante, vive desde hace 15 años bajo la identidad de Baek Hee-sung, hijo único de un matrimonio de clase alta, los únicos que saben su secreto y le ayudan a ocultarlo (nos llevará tiempo descubrir por qué decidieron acoger a un sujeto con un pasado tan turbio). Además, Baek Hee-sung, que trabaja como orfebre en su propio taller -la misma profesión que la de su verdadero padre, aunque desconocemos si comparte también la misma “afición”- está casado desde hace 14 años con la hermosa Cha Ji-won (Moon Chae-won), una detective de policía de la brigada de homicidios. Desde fuera, parecen la familia perfecta, una pareja que se quieren y compenetran perfectamente y que tienen una adorable hija de 6 años que adora a sus progenitores, si bien los padres “adoptivos” de Baek Hee-sung no quieren saber nada de su mujer (simplemente porque esta, debido a su profesión, puede en cualquier momento descubrir todos sus secretos). Cuando Cha Ji-won y sus colegas comienzan a investigar un asesinato ligado a los trágicos sucesos ocurridos hace 18 años en la aldea de Do Hyun-soo/Baek Hee-sung, esta ha de enfrentarse a la realidad de que su aparentemente perfecto marido puede estar ocultándole algo y que, de confirmarse sus peores sospechas, sus 14 años de matrimonio han sido tan solo una farsa.
“Flower of Evil” es un thriller trepidante que nos engaña a menudo gracias a múltiples giros de guion y nos mantiene en vilo mil y una veces con sus logrados cliffhangers (“final en suspenso”) 1. Pero, al mismo tiempo, es también un drama romántico que nos conmueve hasta límites insospechados. Ello es, en parte, gracias a la soberbia actuación de Lee Joon-gi, interpretando a un hombre con dos caras que ha sido perseguido desde adolescente por la siniestra sombra de su padre, hasta el punto de casi llevarle a la locura. Finalmente, cabe destacar un bello final que hace referencia a la mitología griega y romana, concretamente a Hefesto/Vulcano, dios del fuego, la forja y la herrería, cojo, feo y despreciado por muchos debido a su apariencia, pero casado con Afrodita/Venus, la diosa de la belleza y del amor.
Tráiler (subtítulos en inglés)
Disponible en Netflix y Amazon Prime Video.
- Un cliffhanger (“final en suspenso”) es un recurso narrativo que consiste en colocar a uno de los personajes principales (o a un grupo de ellos) de la serie en una situación extrema al final de un capítulo, generando con ello una tensión psicológica en el espectador que aumenta su deseo de avanzar en la misma. Dicho recurso fue inventado por el escritor inglés Thomas Hardy quien, en su novela por entregas “A Pair of Blue Eyes” (1872-1873), decidió dejar colgado (hanged) al protagonista al borde de un acantilado (cliff) al final de una de ellas. Dicha escena dio lugar al término. ↩
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