If I Stay: un nuevo género literario y cinematográfico.

En la entrada de esta semana queremos comentar “If I Stay” (2014), adaptación de la novela homónima de Gayle Forman y protagonizada por Chloë Grace Moretz y Jamie Blackley. Se trata de una película para “jóvenes-adultos”, género que ha ganado terreno en la última década con otras obras como “The fault in our stars” (2014) o “Five feet apart” (2019). Lo interesante de las películas y novelas de este género es que, aunque en apariencia no narran más que la enésima historia de “star-crossed lovers” (término acuñado del “Romeo and Juliet” de Shakespeare para describir relaciones de amor adolescentes donde fuerzas externas las imposibilitan y abocan a un final trágico), en realidad van más allá. En estas películas los vínculos afectivos de los protagonistas con sus familias son tan importantes como la propia relación romántica, y estos actuarán y tomarán decisiones en base a todas estas relaciones. Es decir, el papel del padre/madre no queda relegado a abrirle la puerta de la casa familiar al novio de turno con gesto serio y ceño fruncido y someterlo a un interrogatorio mientras la chica acaba de vestirse; de hecho, a veces serán los propios padres los que apoyarán la relación o, al menos, no intentarán frustrarla. De ahí surge el término para “jóvenes-adultos”: el espectador debe tener la suficiente experiencia vital para saber que el amor se manifiesta en diversas formas y no solo entre “Romeos” y “Julietas”.

Resumo la historia de forma lineal, aunque uno de los méritos de la película es justamente hacer lo contrario: la tragedia golpea al espectador a los cinco minutos de la cinta, y el resto de la trama se narra a través de una sucesión de flashbacks. Mia (Chloë Grace Moretz) es una joven de 17 años que vive en Portland, en el seno de una familia liberal de padres ex roqueros que un día decidieron sentar la cabeza y abandonar sus aspiraciones musicales para criar a Mia y a su hermano pequeño de ocho años. Mia, a diferencia del resto de su familia, es una chica introvertida y tímida y poco o nada interesada en el rock. En cambio, desde niña ha mostrado un don innato para tocar el violonchelo, que es su única pasión en la vida. Su sueño es llegar a ser una gran violonchelista, y para ello quiere estudiar, tras terminar el instituto, en la prestigiosa escuela de artes Juilliard, en Nueva York, el mejor conservatorio de Estados Unidos y con una tasa de admisión más baja que el Instituto Curtis, la Universidad de Yale y la Universidad de Harvard. Pero un día se cruza en su camino Adam, un chico mayor que ella, músico de rock, cantautor y solista de una banda que empieza a tener éxito en el mundillo de la música en Portland. Adam tiene una personalidad muy distinta, es guapo, extrovertido y una celebridad local al que no le faltan groupies, aunque sí una familia como la de Mía: su padre es un vagabundo alcohólico que no le reconoce y todo el mundo al que alguna vez ha querido le ha defraudado o abandonado. Adam descubre a la casi invisible Mía por casualidad: un día en el instituto observa, extasiado, como ella ensaya con el chelo, ajena a todo y a todos, casi en trance, en un aula vacía. Aunque se trata de personas muy diferentes y a Mia le cuesta encajar en el mundo alocado, desenfadado y nocturno de Adam, pronto surge el amor debido a su pasión en común, la música. En un momento de la película Mía le preguntará a Adam: “-¿Por qué te fijaste en mí, pudiendo tener a cualquiera? –Porque un día te vi ensayar con tu chelo y nunca había presenciado algo tan hermoso y profundo. Sabía que eras única y te tenía que conocer”. No obstante, tras año y medio de feliz romance, la realidad de la vida, aquella en la que has de tomar decisiones y sacrificar cosas a cambio de otras, trastoca la relación. Mia descubre que tiene posibilidades reales de ser aceptada en Juilliard, pero Nueva York está a miles de kilómetros de Portland, y Adam no cree en las relaciones a distancia, dado que demasiadas personas ya le abandonaron en el pasado. Él, por su parte, consigue su primer contrato con una discográfica y empieza a realizar innumerables giras con su banda. En poco tiempo, la pareja se separa para poder perseguir sus diferentes sueños, a pesar de seguir enamorados el uno del otro.

Hasta aquí la historia amor adolescente, la de los “star-crossed lovers” que tantas veces hemos visto. Pero, como he anticipado, la película es, tras los cinco primeros minutos, algo muy distinto. Un día Mía, ya sin Adam en su vida, coge junto a sus padres y a su hermano pequeño el coche para ver una gran nevada. Pero tienen un accidente de tráfico, sus padres mueren en el acto y su hermano queda gravemente herido para terminar falleciendo también. La película, a partir de entonces, nos mostrará dos Mías: una, el cuerpo de Mía, en coma, debatiéndose entra la vida y la muerte; otra, el alma de Mía, que vagará como fantasma por el hospital mientras descubre lo que le ha pasado a su familia y ve como van llegando su abuelo, su mejor amiga… y Adam, completamente destrozado pero aferrado a la esperanza de que Mia despierte, porque se niega a perderla por segunda vez, ya para siempre. Y aquí entenderemos el título de la película. Una enfermera, bondadosa, susurra al cuerpo de Mía tras más de 12 horas de operación: “no queremos que te vayas, pero nosotros ya hemos hecho todo lo que está en nuestras manos, a partir de ahora es decisión tuya, solo tú puedes luchar si quieres quedarte, pero lo entenderé si prefieres ir, porque tu vida nunca va a ser la misma”. He aquí el dilema al que se enfrenta Mía, mientras observa como todos, incluido Adam, hablan a su cuerpo inerte e intentan convencerla de que se quede. ¿Pero vale la pena quedarse, cuando lo has perdido casi todo en la vida? Quizás sí, porque Adam le confiesa que ella es la familia que él siempre ansió tener, porque aún tiene a su mejor amiga, a un abuelo que la adora…no será, por tanto, una decisión fácil.

Tráiler (subtítulos en castellano)

Disponible en Amazon Prime Video

Deja un comentario

ULTIMAS ENTRADAS

A %d blogueros les gusta esto: